En la pregunta sobre el sentimiento, sensación y/o pensamiento recurrente que tenías en tu vida como alumno/a, se cruzan el sentir y pensar. Las respuestas visibilizan el modo imbricado de pensamientos recurrentes atravesados por diversas emociones, y viceversa. Podríamos decir que las frases expresan la colocación y predisposición subjetiva, una suerte de estado o modo de estar, de presencia desde la cual han habitado el trayecto escolar:
Del total de respuestas, el 68% refiere al miedo, aburrimiento, ansiedad, opresión, en particular se menciona la preocupación por el éxito o fracaso académico, y una marcada tendencia a cuestionar el estar en la escuela como pérdida de tiempo o como inversión para el futuro. El otro 32% hacen referencia a alegría, amistad, desafío, curiosidad, felicidad, destacándose expresiones que hablan de la satisfacción y el placer de ir a la escuela, del disfrute, de la escuela como oportunidad de ser y de aventura novedosa.
Aunque no mencionan al cuerpo explícitamente, entendemos que es en el cuerpo y con el cuerpo como territorio del hacer el pensar y el sentir como se habita el mundo. Y según las respuestas, la vivencia de la experiencia escolar estaría marcada en su gran mayoría por un padecer, más que por la plenitud de ser.
Consideramos que en el marco de un nuevo paradigma educativo la educación debe contemplarnos sentipensantes, tanto a las y los estudiantes como a las y los educadores. Reconocemos que uno de los grandes dilemas que se presentan es la disyuntiva sobre cómo combinar la dimensión emocional y afectiva con la misión específica de la escuela en tanto usina de saberes, cómo entramar la dimensión sensible y singular con la misión de promover una cultura ciudadana enmarcada en reglas y valores compartidos y ajustada a derechos y deberes. La primera idea que surge es seguir problematizando si es posible separar lo cognitivo de lo emocional, las disciplinas en duras y blandas, etc… Quizá el camino sea no dicotomizar, sino combinar. Y encontrar esa alquimia que cada vez, en cada escenario educativo, componga la relación que más potencie la retroalimentación entre pensamiento, sensación, emoción, exploración, síntesis, mirada crítica, singularidad, conversación, transformación, creación.
Los datos aquí presentados son de la encuesta Cuerpo y Educación. Pulsa aquí para conocer más.
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